miércoles, 11 de mayo de 2011
Totalmente Palacio
Si algún merito tiene (sería el único) es que lo terminaron. Envuelto en el tufo de la más cínica corrupción desde la compra del terreno hasta el trapeado final, lo concluyeron a su manera, o sea sin acabar, hazaña normal en tiempos de proyectos cojos, inauguraciones cacarizas y fiestas para llorar. El palacio de los Senadores es el nuevo símbolo de nuestra nación.
Cada ciudad tiene en sus casas, calles, jardines y monumentos, un reflejo exacto de la gente que la habita. Atenas se mira en el espejo de su arquitectura. En el Partenón y en el templo de las Cariátides, los atenienses de hace 2 mil años dejaron la imagen de su cultura por las formas y proporciones de sus edificios, ofrendas a la estética, ejemplos que han perdurado hasta nuestros días. La ética de sus filósofos se pasea en la armonía de sus construcciones. Como ocurre en Roma con el espíritu de sus legisladores. El equilibrio de las leyes tiene influencia en la obra de sus arquitectos, creadores del diálogo entre la naturaleza y lo que el hombre le aporta, origen del urbanismo como mezcla de utilidad y belleza. Atenas y Roma, para citar sólo dos ejemplos.
México luce desde la semana pasada el edificio más costoso de su historia en el lugar más inapropiado para su menester. Una Cámara de Senadores en el cruce de las dos avenidas más importantes de la urbe más poblada del mundo: Insurgentes y Reforma. En el sitio donde el metro cuadrado de tierra alcanza el precio mayor y cualquier manifestación afecta el tránsito de toda la ciudad, los senadores se mandaron hacer, a su imagen y semejanza, un conjunto de volúmenes amontonados con la fuerza plástica de una charola de pan de chinos. Indiferentes a la realidad, insensibles a la voz de 50 millones de miserables a quienes dicen representar, se disponen al trabajo. Si la arquitectura es la música de las piedras, el ruido ensordecedor de lo construido impedirá a los legisladores cumplir su noble tarea de hacer las leyes.
La obra se presupuestó en mil 699 millones de pesos en 2007 y se entregaría el 1 de septiembre de 2010. Costó 2,570, alrededor de 900 millones más, un sobre gasto superior al 50% de lo calculado, sin que nadie explique por qué, por qué el dispendio y por qué no se rinden cuentas claras de todo el margayate. Ese dinero hace falta urgente para ampliar las morgues donde se almacenan los narco asesinados en todo el país.
En un delirio de absurdos, mientras los senadores se acomodaban en los tronos que empiezan a ahormar con sus buenas intenciones, el presidente Felipe Calderón tomó la decisión extraña por acertada de no hablar en el debut o fin de fiesta, porque celebraba en Los Pinos una reunión con su gabinete de seguridad: los secretarios de la Defensa y Marina y la nueva procuradora General de la República, aparte de otros funcionarios involucrados en la guerra, con objeto de responder al plazo dado por Javier Sicilia, que se vencía esa tarde, para la captura de los asesinos de su hijo, y corregir la estrategia bélica, ante la exhumación de 150 cadáveres hallados en San Fernando, Tamaulipas, donde hay tantos muertos que Juan Rulfo estaría más feliz ahí que la dama rodeada de sus camelias.
Lástima, lástima por todos lados. Por el desperdicio de la oportunidad de darle a México, si el edificio hubiera sido necesario, uno del que pudiéramos estar orgullosos. Pienso en Bilbao al que un arquitecto genial sacó del siglo 19 para ponerlo en el 21, en las dos cámaras de Brasilia, en el Pompidou que recobró gran parte de París, en la Biblioteca Británica digna de su piedra Roseta. Con lo inaugurado el miércoles los mexicanos nos levantamos del suelo pelón y brincamos a la alfombra persa sin pisar el petate vil, alarde de rastacueros y sospechosos nuevos ricos.
Así llegamos a la Semana Santa. Nos vamos de vacaciones. Días de tranquilidad, recogimiento o diversión. No descansarán los criminales a quienes don Felipe nos encarga decirles “basta” como si se tratara de hablar y no de hacer, función inherente a su cargo. Al final tendremos otra tamalada de difuntos, perdónese la falta de respeto derivada de la frecuencia con que nos los muestran cada mañana envueltos en plástico como en hojas de elote, cada vez más tibios y abundantes.
Los acontecimientos de la semana pasada en México se explican sin mayores rodeos en la calavera catrina de Posadas. Un país se enfrenta al asesinato y la pobreza. Parecería otro el pueblo que construye palacios y los inaugura con regocijo. Un esqueleto danzarín finge que la muerte es un incidente festivo. Y su carcajada ahoga el lamento de quienes sufren la parte trágica de los contrastes.
No el de todos. Hay lamentos, gritos y alaridos cada vez más altos.
Y no son pocos.
sábado, 1 de agosto de 2009
¿Y la ciudadanía?
Sin embargo, los avances de votar, de ser representado, del progreso mexicano en términos democráticos son casi irrefutables. Las libertades de expresión, la alternancia, la efectividad del voto, la mucho mayor certeza con la que contamos en cada elección, son avances difíciles de refutar con estudios e investigaciones serias, más allá de intereses partidistas y opiniones llenas de resentimiento. Opiniones generalmente emitidas por quienes no pueden ver más allá de su frustración personal, quienes voltean a ver a los partidos y sólo se enteran de tal o cual escándalo, tachando a todos de corruptos y ladrones. ¿Cuántos de nosotros realmente seguimos la labor de los partidos? La información ahí está, los que se interesan repentinamente por ellos parecen sólo ver sus escándalos, esperan a que un candidato resbale para tachar a todo un partido, a no darle el mérito a los esfuerzos de muchos años por conseguir los avances democráticos que hoy tenemos.
Los partidos tienen su responsabilidad, no representan, no actúan en lo que se tiene que actuar, están sumergidos en una maraña de intereses contradictorios, son en muchas ocasiones, incompetentes e incluso ignorantes en muchos aspectos de la vida nacional. Pero, ¿quién revisa seriamente su labor? ¿Quién se toma el tiempo para revisar las iniciativas que ha votado su Diputado en el Congreso? ¿Quién ha revisado los programas impulsados por su Jefe Delegacional o Presidente Municipal?
En una encuesta realizada durante mi carrera profesional en la Universidad Iberoamericana, acerca de conocimientos políticos en universitarios de 3 diferentes instituciones educativas en el 2007, más del 95% de los estudiantes no conocía su diputado federal en el Congreso de la Unión, el 62% no sabía cuantos legisladores integraban la Cámara de Diputados, el 88% no tiene conocimiento acerca de cuántos años dura el cargo como Diputado Federal. El 72% no conocía a su Jefe Delegacional, mientras que el 58% no sabía quiénes habían sido los últimos 3 presidentes de México sin contar al actual, entre otros tantos datos alarmantes.
Los datos podrán hablar de muchas fallas en nuestros partidos políticos y de las autoridades a varios niveles, pero hablan mucho peor de una ciudadanía desinteresada, poco informada ya no digamos de los políticos, sino del funcionamiento de nuestro sistema político, asunto que es todavía mas grave si consideramos que la población encuestada está conformada por estudiantes de educación superior.
Los reclamos a los políticos son muy sencillos, suenan bien, seguramente servirán para adular al que se atrevió a lanzarlos. Hablar mal de nuestra población no es políticamente rentable, señalar a una sociedad desinteresada puede ser muy grave para quienes piensan que el pueblo es sabio y la gente siempre tiene la razón.
Creemos que en México somos muy excepcionales, que nuestra condición política es totalmente diferente a la de otros países, que la representatividad de los partidos políticos en México es la peor del mundo y por eso necesitamos reconstruir todo en México.
De nuevo falta visión para elaborar el diagnóstico y formular la receta. Hay quienes se lanzan a sembrar los nuevos entusiasmos para la elección, afirmando que el voto nulo será histórico y ahora sí, los políticos nos van a escuchar. Un puñado de ingenuos se entusiasma con la idea, de igual manera como se ha entusiasmado en otras tantas ocasiones en las que le han vendido la esperanza de ser radicalmente diferente y cambiarlo todo en un día.
La labor democrática de un ciudadano va mucho más allá del voto, de tirar consignas contra los políticos y de tachar candidaturas, partidos y proyectos por igual. Implica leer posturas diferentes, seguir a los políticos, informarse constantemente de la labor de las autoridades, reconocer las virtudes del trabajo de otros, quitarse prejuicios, conocer mejor el sistema político, reflexionar constantemente, debatir ideas con otros ciudadanos.
Voltear a la ciudadanía para buscar responsabilidades es muy impopular, los políticos que buscan votos no lo harán, los medios de comunicación que buscan audiencias tampoco, espero que cada quien sea capaz de asumir su parte de responsabilidad.Artículo original en: Revista Este País (on line) http://www.estepais.com/inicio/index.php?link=articulo_si.php?art=220-si-19
sábado, 27 de junio de 2009
México: Una estructura de gobierno que no funciona
viernes, 26 de junio de 2009
Pollo a la carta
Con él retomamos la idea de que algo el modelo actual de "desarrollo", con su paradigma del "Dios dinero" como principio y fin de todas las cosas, está agotado. La ciudadanía, tiene hoy un alcance global; y con muestras como esta, queda claro que mientras más tiempo tardemos en cambiar nuestra manera de pensar pero sobre todo nuestra manera de actuar, más graves serán los daños, más difícil será corregirlos y más tiempo tomará alcanzar un estadio mínimo de bienestar sustentable y general que vaya más allá de las simulaciones que no hacen sino alimentar demagogias e integrismos.
jueves, 25 de junio de 2009
Mi voto será por Esperanza Marchita
Por su parte el intelectual Sergio Aguayo, plantea la refundación de la democracia respaldando la propuesta del voto nulo y planteando a detalle argumentos a su favor. Antes de reprobar este movimiento, te invito a que conozcas sus detalles.
miércoles, 24 de junio de 2009
El corazón de todos los inviernos
Monstruos del sistema
Cuando nos preguntemos, ¿por qué México está en los último lugares de lectura, matemáticas, ortografía, capacidades de análisis y síntesis de los países de la OCDE? Volteemos a ver a este tipo de abominaciones y encontraremos la respuesta.
martes, 23 de junio de 2009
Código de ética para el Ayto. de Zapopan
Al tiempo, Héctor Ontiveros, Titular de la Unidad de Transparencia del Municipio, ha aclarado que "un código de ética es un código normativo que regula conductas". De esta manera, busca explicar por qué la falta de aplicación de dichos principios no establece ninguna sanción para los trabajadores, a diferencia de algunos códigos de ética de otras entidades o países
En caso de que un ciudadano sienta que los funcionarios han faltado al código de ética, la opción sería presentar una queja ante el Consejo de Transparencia, que se encargará de emitir una recomendación -en caso de que aplique- a la dependencia involucrada.
Si existen quejas recurrentes sobre el trato de los servidores, la opción sería removerlos de la atención al público, pero no correrlos.
El titular de la Unidad de Transparencia añadió que el organismo ciudadano también ha pugnado por que el nombre del funcionario que está en las ventanillas de trámite sea visible para el ciudadano, y trabaja en la creación de un decálogo de derechos para el usuario.
¿Tú tienes propuestas al respecto? ¿Cuáles son?
Más allá de los impedimentos normativos, la autoridad debería comprometerse incluyendo medidas punitivas mucho más contundentes dentro de este tipo de programas. De otra forma no se hace sino continuar el circo de simulación perpetuando una burocracia sin incentivos reales para ofrecer un servicio de excelencia a la ciudadanía. No tiene por qué ser menor.
Sin embargo, el primer paso lleva al segundo y es un buen comienzo. En palabras de George Lind, confiemos en que "la Moral se pueda enseñar" y que del sueño de la intención pueda pasarse a la realidad de la acción.
Movimiento Propuesta Ciudadana
Muy loable es sin duda, su esfuerzo. Viene a ser un complemento perfecto para la campaña que propovemos quienes favorecemos la anulación del voto ya que como lo he mencionado antes, esto es muy diferente a simplemente abstenerse de votar. Se trata de enviar un mensaje claro, partiendo concientemente del hecho de que la anulación no tiene repercución legal ni en la elección del funcionario, pero convencidos de que sí la tiene a nivel político.
Como bien lo menciona la agrupación: "el trabajo no termina el 5 de julio. Luego de la jornada electoral [deberán sucitarse] una serie de acciones para fortalecer la democracia entre la juventud para hacerla partícipe en la demanda de sus derechos."
lunes, 22 de junio de 2009
Decálogo para la democracia efectiva: mucho más que anular el voto.
- Al anular el voto, no olvidemos escribir en el reverso de la boleta las demandas que persigue ese ejercicio simbólico mismas que pueden resumirse en los siguientes 10 puntos:
- Disminución de la cantidad de Diputados Federales de 500 a 300.
- Disminución de la cantidad de Senadores de 128 a 64.
- Cancelación de los seguros médicos privados a legisladores y funcionarios quienes a partir de ese momento deberán acudir a los servicios públicos de salud.
- Diminución a la mitad del presupuesto que reciben los partidos políticos (es ignominioso e inmoral)
- Desaparición de los diputados plurinominales.
- Legislación en torno a la figura de las candidaturas independientes
- Legislación de formas de democracia participativa como son el Referendum y el Plebiscito.
- Remoción del fuero a funcionarios.
- Reforma del artículo 115 constitucional que permita la reelección inmediata de alcaldes para asegurar el seguimiento y la correcta realización de proyectos de infraestructura y oferta de servicios quitándole al Ayuntamiento la naturaleza de "botín" de los partidos y de escalón para gubernaturas y otros puestos que ahora tiene.
- Legislación en torno a la figura de la Revocación del mandato.
(Si tienes más propuestas súmalas)
- Después de anular nuestro voto el próximo 5 de julio, mantengamos por los medios a nuestro alcance (medios de comunicación, juntas de colonos, correos electrónicos, cartas a los representantes, etcétera), viva la exigencia de las reformas que nos permitan vivir una Democracia Efectiva.
Maestros en el arte de la simulación.
Qué bien dicen que "prometer no empobrece"...
Ofrecen 'espejitos' los candidatos
MURAL/ PRIMERA PLANA. (Miérc, 17, jun, 09) - Ampliar el Tren Ligero, construir el Tren Suburbano y centros universitarios son promesas con las que los candidatos a Alcaldes han deslumbrado, pero que difícilmente cumplirán.
Dichas propuestas corren el riesgo de quedarse en "espejitos", ya que en caso de ganar, el Ayuntamiento no les daría ni los recursos ni las facultades necesarias para concretarlas.
Los aspirantes del PRI a las Alcaldías de la zona metropolitana prometieron más líneas del Tren Ligero en un programa televisivo y firmaron sus compromisos ante el conductor.
Los del PAN no se quedaron atrás y anunciaron su proyecto de movilidad, en el que además de prometer la ampliación del Tren Ligero, incluyeron las tres nuevas líneas de Macrobús y el Tren Suburbano entre Guadalajara y Tlajomulco.
Cada kilómetro de Tren Ligero cuesta 520 millones de pesos, según consultores que intervinieron en la Línea 2. Por ello, extender las líneas de este transporte en 37 kilómetros hacia Zapopan, Tonalá, Tlajomulco y el poniente de Guadalajara costaría 19 mil 240 millones de pesos.
En tanto, Enrique Alfaro, candidato del PRD-PT a la Alcaldía de Tlajomulco, y Carlos Rodríguez Burgara, aspirante del PAN a Tonalá, han asegurado que si ganan construirán un Centro Universitario de la UdeG.
Su propuesta no está en los planes de la Rectoría de la UdeG, cuyo Rector sustituto, Marco Antonio Cortés, en su informe resaltó el impulso a la Universidad Virtual, pero no incluyó ningún proyecto de Centro Universitario en esos Municipios.
Antes de los hipotéticos centros suburbanos, la UdeG tiene pendiente la construcción del Centro Cultural y el primero de 10 edificios del nuevo Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades.
viernes, 19 de junio de 2009
Una sociedad enferma...
Residuos ¿separados?
Esta foto fue tomada en Plaza del Sol, Guadalajara, Jalisco, México. Si vamos a hablar de democracia, de ciudadanía, de participación, de respeto a la ley, hay que empezar por las acciones más sencillas. Hay que convencernos de que la gran diferencia entre un país desarrollado y uno como el nuestro, es el respeto que pueda existir entre quienes lo conforman (grupos e individuos). Si no somos capaces de respetar un simple recordatorio de qué tipo de basura debe tirarse en un contenedor orgánico, ¿qué podemos esperar de situaciones más complejas y comprometedoras?
jueves, 18 de junio de 2009
Democracia efectiva, no partidocracia
Sin embargo resulta triste ver posturas como la del mismo columnista antela propuesta de anular el voto, opción por la que yo, como millones de mexicanos, soy partidario. Es cierto que como él mismo menciona, “La solución no consiste en no participar, anular el voto, o pensar que las cosas se solucionarán el día de la votación.” Sin embargo cambia el sentido si se adicionara la palabra “sólo”, es decir: la solución no consiste en no participar, sólo anular el voto o pensar que las cosas se solucionarán el día de la votación.
Es un hecho que no será así, pero no subestime el poder del mensaje que enviaremos los millones de mexicanos que anularemos nuestro voto, no votando por Cantinflas ni invalidándolo por error u omisión, sino concientemente, dejando claro en nuestras boletas cuáles son nuestras exigencias por ejemplo: la posibilidad de la reelección inmediata en el orden municipal, la revocación del mandato, la legislación en torno a formas de democracia directa (presbicito y referéndum), la legislación a favor de una segunda vuelta, la disminución del número de diputados en el Congreso federal y estatales a través de la reducción o desaparición de los “plurinominales” que se han convertido en un lastre que en su tiempo fue no sólo necesario sino urgente para propiciar la pluralidad pero que ahora da pie a la partidocracia que padecemos. Anular el voto es una manifestación civil y pacífica de la inconformidad con la manera como se dan las cosas en el terreno político y cómo se reparten el pastel los partidos.
Es innegable que una manera de cambiar a los partidos, es anulándolos. El que suscribe, como muchos partidarios de esta propuesta, estamos concientes de que esto no pretende ser una medida a tomar en cada elección, sino un medio para expresar la inconformidad de la manera en que los partidos políticos han tejido una partidocracia inmoral en la que hoy por hoy, los beneficios son para pocos y los costos son para muchos. (Al respecto le recomiendo el discurso de Dennise Dresser, mismo que ud. quizá ya conozca: http://www.youtube.com/watch?v=2M0xDorIgn0, y que en palabras de la intelectual resulta "magistral por lo que plantea, pero doloroso por lo que revela"). ¿Cómo, sino a través de este tipo de medidas, activas y muy distintas al abstencionismo tan conformista como la propuesta que suena en distintas voces de "votar por lo que haya", se puede buscar"cambiar" a los partidos?
Dicen algunos que anular el voto, no tiene efectos políticos, que perjudica a la democracia en el largo plazo. Eso significaría que la democracia se reduce exclusivamente al proceso electoral y que votar "por el que sea" aunque ninguno represente una opción real para la ciudadanía, sería favorable para la democracia. Con todo respeto, para quienes detentan tales ideas, pero nada más alejado de la realidad.
El Sr. Pedro Mellado lo deja muy claro en su artículo “Los votos del desprecio” (http://www.mural.com/editoriales/comunidad/484/966343/) en el que hace referencia a que “Sobre una Lista Nominal Electoral que en el país representa a 77 millones 481 mil 874 ciudadanos, una participación del 41.7 por ciento significaría que acudirían a las urnas 32 millones 309 mil 941 personas. El 10 por ciento de votos nulos potenciales en todo el país equivaldría a 3 millones 230 mil 994 sufragios. (…) El voto nulo sería una severísima muestra de rechazo, que obligaría a los partidos políticos y a sus diputados federales a analizar con toda seriedad la necesidad de incluir en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos disposiciones para la realización de una segunda vuelta en los procesos electorales, cuando los sufragios anulados sumen más que los logrados por los candidatos inscritos para la contienda en cuestión.” (Mellado, 2009)
Que quede claro, no se trata de abstenerse de votar, se trata sin lugar a dudas de una expresión ciudadana, de ir a la casilla y anular el voto, Concientemente!
Y repito, la intención es demostrar la inconformidad sobre la manera en que los políticos han convertido lo que debería de ser un proceso de transición y consolidación democrática, en una mera liberalización de la política apegada a los más elementales conceptos de la economía de libre mercado de “oferta” y “demanda”.
No con ello pretendo eximir a la ciudadanía en general de la responsabilidad que tiene de hacer que esto funcione correctamente. Cada quien desde su trinchera tiene que buscar la manera, desde la promoción de la cultura de la legalidad, la búsqueda del bien común, el respeto a la libertad de los demás, etcétera. Algunos han dicho: “pues no anules tu voto y cambia a los partidos”, “organiza a tus vecinos y ve con tu diputado o con el Ayuntamiento”. Muy válido todo ello, sin embargo, ¿por qué no esperar que las cosas funcionen como deben si nuestros “representantes” tienen el Mandato del pueblo de actuar a favor del país anteponiendo los intereses comunes a los personales o de partido? El rechazo es justamente al hecho de que la realidad actual a nivel de quienes detentan la “representatividad” dista mucho de atender el interés y el bienestar de la mayoría. Ante eso, quedarse cruzado de brazos o conformarse a “votar por el menos peor” resulta desde mi punto de vista, inmoral.
¿No se siente usted agraviado al ver las barbaridades que se aprueban en el Congreso?, ¿Los sueldos y las prestaciones que se auto-asignan los “representantes del pueblo”? ¿La forma en que negocian burdamente con los poderes fácticos de este país, principalmente los medios de comunicación? ¿El chiquero en el que convierten las campañas políticas carentes de propuesta y abundantes en calumnias y reprobaciones a los adversarios políticos? ¿No tiene, seamos honestos, la sensación de que las alternativas se reducen a votar por “el menos peor”? ¿No le da asco la forma en que muchos de ellos hablan en campaña de hacer y deshacer cosas que no está ni siquiera en el nivel de sus atribuciones como funcionarios, llevar a cabo? ¿No lo indigna ver cómo en otros países, como sucedió recientemente en Reino Unido, los más mínimos escándalos de corrupción o falta de transparencia conducen efectivamente a la renuncia de los funcionarios implicados mientras que aquí hasta ganan popularidad con ese tipo de medidas y lo peor, dentro de un sistema lo ampara de facto y en la mayoría de las ocasiones, también de jure?
Sólo si hacemos las preguntas correctas podremos obtener las respuestas correctas.
No digo que tenga que ser una constante la de anular el voto, pero sí confío en que pueda ser, decía Vladimir Ilihch, una chispa capaz de encender la llama de una verdadera democracia representativa, no del circo de tres pistas que hoy presenciamos en el que parecemos todos resignados a que la del 2012 sea “La elección de los guapos”(no me sorprendería que tal como están las cosas, el debate presidencial para entonces, lo vayan a moderar Marco Antonio Regil y Maribel Guardia)
Como dijo François de la Rochefoucauld: “La libre comunicación de los pensamientos y las opiniones es uno de los derechos más preciados por el hombre.”