sábado, 1 de agosto de 2009

¿Y la ciudadanía?

Vladimir Becíez

Quejarse y parecer crítico es una postura que da buenos frutos. Despotricar, calificar, adjetivar son labores que gustan mucho, especialmente en época electoral. Hartazgo siempre, cansancio generalmente, llevo toda mi vida escuchando que la situación no aguanta más, que la sociedad está cansada.

Sin embargo, los avances de votar, de ser representado, del progreso mexicano en términos democráticos son casi irrefutables. Las libertades de expresión, la alternancia, la efectividad del voto, la mucho mayor certeza con la que contamos en cada elección, son avances difíciles de refutar con estudios e investigaciones serias, más allá de intereses partidistas y opiniones llenas de resentimiento. Opiniones generalmente emitidas por quienes no pueden ver más allá de su frustración personal, quienes voltean a ver a los partidos y sólo se enteran de tal o cual escándalo, tachando a todos de corruptos y ladrones. ¿Cuántos de nosotros realmente seguimos la labor de los partidos? La información ahí está, los que se interesan repentinamente por ellos parecen sólo ver sus escándalos, esperan a que un candidato resbale para tachar a todo un partido, a no darle el mérito a los esfuerzos de muchos años por conseguir los avances democráticos que hoy tenemos.

Los partidos tienen su responsabilidad, no representan, no actúan en lo que se tiene que actuar, están sumergidos en una maraña de intereses contradictorios, son en muchas ocasiones, incompetentes e incluso ignorantes en muchos aspectos de la vida nacional. Pero, ¿quién revisa seriamente su labor? ¿Quién se toma el tiempo para revisar las iniciativas que ha votado su Diputado en el Congreso? ¿Quién ha revisado los programas impulsados por su Jefe Delegacional o Presidente Municipal?

En una encuesta realizada durante mi carrera profesional en la Universidad Iberoamericana, acerca de conocimientos políticos en universitarios de 3 diferentes instituciones educativas en el 2007, más del 95% de los estudiantes no conocía su diputado federal en el Congreso de la Unión, el 62% no sabía cuantos legisladores integraban la Cámara de Diputados, el 88% no tiene conocimiento acerca de cuántos años dura el cargo como Diputado Federal. El 72% no conocía a su Jefe Delegacional, mientras que el 58% no sabía quiénes habían sido los últimos 3 presidentes de México sin contar al actual, entre otros tantos datos alarmantes.

Los datos podrán hablar de muchas fallas en nuestros partidos políticos y de las autoridades a varios niveles, pero hablan mucho peor de una ciudadanía desinteresada, poco informada ya no digamos de los políticos, sino del funcionamiento de nuestro sistema político, asunto que es todavía mas grave si consideramos que la población encuestada está conformada por estudiantes de educación superior.

Los reclamos a los políticos son muy sencillos, suenan bien, seguramente servirán para adular al que se atrevió a lanzarlos. Hablar mal de nuestra población no es políticamente rentable, señalar a una sociedad desinteresada puede ser muy grave para quienes piensan que el pueblo es sabio y la gente siempre tiene la razón.

Creemos que en México somos muy excepcionales, que nuestra condición política es totalmente diferente a la de otros países, que la representatividad de los partidos políticos en México es la peor del mundo y por eso necesitamos reconstruir todo en México.

De nuevo falta visión para elaborar el diagnóstico y formular la receta. Hay quienes se lanzan a sembrar los nuevos entusiasmos para la elección, afirmando que el voto nulo será histórico y ahora sí, los políticos nos van a escuchar. Un puñado de ingenuos se entusiasma con la idea, de igual manera como se ha entusiasmado en otras tantas ocasiones en las que le han vendido la esperanza de ser radicalmente diferente y cambiarlo todo en un día.

La labor democrática de un ciudadano va mucho más allá del voto, de tirar consignas contra los políticos y de tachar candidaturas, partidos y proyectos por igual. Implica leer posturas diferentes, seguir a los políticos, informarse constantemente de la labor de las autoridades, reconocer las virtudes del trabajo de otros, quitarse prejuicios, conocer mejor el sistema político, reflexionar constantemente, debatir ideas con otros ciudadanos.

Voltear a la ciudadanía para buscar responsabilidades es muy impopular, los políticos que buscan votos no lo harán, los medios de comunicación que buscan audiencias tampoco, espero que cada quien sea capaz de asumir su parte de responsabilidad.

Artículo original en: Revista Este País (on line) http://www.estepais.com/inicio/index.php?link=articulo_si.php?art=220-si-19

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